sábado, 10 de octubre de 2009

Día de San Eduardo en Sancti Petri

“Daremos un paseíto por las marismas y luego iremos al Castillo de Sancti-Petri. Cuando regresemos nos encontraremos 'la mesa puesta'. No podéis faltar, los que han venido otros años, repetirán, y el que no ha venido, pues tiene que venir.” Mira aquí.

Y efectivamente nosotros pensamos repetir el próximo año, si Eduardo nos lo permite.

Llegamos a Sancti Petri sobre las 10.30 y nos encontramos en la rampa con Eduardo y Jesús. Curiosamente durante el camino veníamos hablando Concha y yo de Jesús, pues hace un par de años estuvimos hablando con él, que se dirigía al Castillo. Por aquel entonces, a nosotros, el castillo nos parecía lejísimo, como algo inalcanzable, y entonces, nuestras primeras salidas eran por la orilla de la flecha, doscientos metros para arriba y otros tantos para abajo, je je je, y así disfrutábamos. Hoy sonrío al recordarlo. Así que en cuanto vimos a Jesús lo reconocimos. Inmediatamente llegó Coco en bici y nos saludamos.


Fueron llegando más kayakistas, entre otros Rocío y Edgar, que ya coincidimos en la I Concentración de la Bahía. Llegaron Pepi, Antonio Ortiz, Mamen, Toñi, las dos Natalias… Fuimos sacando los kayaks de las instalaciones de Eduardo y haciendo los preparativos para la travesía. Dimos a Eduardo diez euros cada uno, con los cuales se iría más tarde al supermercado para comprar las bebidas y viandas con las que después repondríamos fuerzas y celebraríamos el día con Eduardo. Tengo que resaltar que esta actividad no es onerosa para nosotros, sino más bien gratuita, por gentileza de Eduardo, ya que el dinero se gasta en la comida de regreso.



Zarpamos capitaneados y guiados muy bien por Pepi y Antonio Ortiz con un ritmo tranquilo y disfrutando del paisaje. Sus Kodiak y Seayak nos marcaban el ritmo.

El día estaba estupendo, cielo azul, temperatura muy agradable, que invitaba al baño pero sin calor, prácticamente sin viento…, excelente para navegar.

Nos fuimos introduciendo por los caños, que para mí son un laberinto, disfrutando de la amplitud del horizonte, de su quietud y de su fauna y de ese placer que para mí supone el simple deslizamiento de la embarcación por el agua. Lástima que estos parajes nos queden un poco lejos, porque si no estaría por ellos con muchísima frecuencia.

Cuando terminamos los caños, nos dirigimos a la orilla de la flecha, cerca de la Punta del Boquerón, donde hicimos un descanso y nos dimos un bañito. Proseguimos hacia el Castillo entre la Isleta de los Pájaros y el Bajío Mogueranos. Nos cruzamos con Jesús y Coco que habían salido juntos, pero con otro itinerario que nosotros y sugerí a Coco que se vinieran con el grupo para darnos explicaciones del Castillo del que tengo constancia de que él conoce muchas cosas, pero ya se le hacía tarde y no pudo ser.



Llegamos al Castillo, que lo están dejando desconocido. Lo están enfoscando con un mortero blanco, como al parecer, era su forma, pero como estamos acostumbrados a verlo con los mechinales y demás agujeros y sus sillares ostioneros, pues nos parece como un poco raro. Esperemos que hagan una estupenda restauración, después de tantos años de abandono. Le dimos una media vuelta al castillo y al regresar a los kayaks, Pepi, Concha, Rocío, Edgar y yo nos dimos otro remojón y por último nos volvimos a la rampa.




Eduardo tenía ya la mesa con el mantel puesto y entre todos la cubrimos de cervecitas, vino, langostinos, jamón, salchichón, queso, banderillas, chorizo, piquitos… de los que dimos debida cuenta en un ambiente de buen rollo, muy agradable y con ese puntito que nos da la Cruzcampo y otras bebidas espirituosas que tomamos de postre.



Entre cervecita y cervecita, Eduardo nos invitó a todos a proseguir el día incorporándonos a una salida que tenía concertada para la tarde con otro grupo de kayakterapia. Yo pensé que nos daríamos una siestecita en el hotel y volveríamos a la actividad, pero qué va… cuando nos dimos cuenta eran ya las seis de tarde y con el puntito puesto, Pepi, Rocío, Concha, Edgar, Eduardo y yo nos incorporamos a la kayakterapia, que en una primera parte fue de risoterapia.

Esa segunda salida, dirigida ahora por Eduardo, comentándonos la fauna y algunas anécdotas, con la marea más llena, con silencio, serenidad y otros colores diferentes a los de por la mañana, nos pareció una gozada. Así fue llegando el ocaso, del que he intentado plasmar su belleza en estas fotos.




Finalmente, llegamos a la rampa, eso sí, destrozados por el doblete.

Como esperábamos, no hay ni que decir que nos lo pasamos pipa y que desde estas líneas pido reserva a Eduardo para el próximo año por san Eduardo, aparte de las que habitualmente tiene en su calendario de concentraciones. Yo las recomiendo todas.

Como no pude explicar bien a Rocío y Edgar en el hotel que nos quedábamos, también he puesto unas fotos.

Al día siguiente, paseo y baño por la playa de la Barrosa, pero esto ya es otra historia…

¡Felicidades Eduardo y muchas gracias por todo! Un abrazo.

Más fotos aquí.






Letra de las alegrías de Camarón.
Tiriti tran tran … …
Que a mí me vio de nacer...
Ay, vendita sea la tierra,
que a mí me vio de nacer,
ay cien años que yo viviera,
siempre la recordaré,
ay, cien años que yo viviera,
siempre la recordaré,

Yo pegué un tiro al aire, cayó en la arena,
confianza en el hombre, nunca la tenga,
nunca la tenga, hermana, nunca la tenga,
yo pegué un tiro al aire, cayó en la arena,

Está mas clara la tarde…
Ay, cuando pasa la tormenta,
está mas clara la tarde,
me gusta reñir contigo
porque luego hago las paces.

Que con la luz del cigarro yo vi el molino,
se me apagó el cigarro, perdí el camino,
perdí el camino, mare, perdí el camino,
que con la luz del cigarro, yo vi el molino.

Estás tan descoloría…
¿Quién te ha quitaíto er color?
que estás tan descoloria
te lo quitó un marinero
que con palabritas de amor.

Vente a los titirimundis que yo te pago la entrá,
que si tu mare no quiere, ay que dirá, que dirá,
¿ay que tendrá que decir?
¡que yo te quiero y ta doro que yo me muero por ti!

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