Esta tarde, después del trabajo y venciendo un poco la pereza, hemos dado un paseo -Concha y yo- por la zona del rebosadero y la presa del embalse Corumbel. Todo en plan tranquilo y disfrutando de la naturaleza. El agua estaba mucho más limpia que la vez anterior y ya no tenía ese color chocolate. A última hora se levantó un poco de fresquito y tuvimos que abandonar antes de lo que hubiésemos querido. Aún así mereció la pena.

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