viernes, 11 de noviembre de 2011

Paseando la dársena y rescate


Esta tarde, paseando por la dársena, me fijé de nuevo en los árboles caídos en la orilla oeste. No sé dónde leí que estaban así ad hoc para que las aves pudieran posarse. No sé, no sé… Estando en estas me vino a la mente los pocos sitios que hay a partir del puente del Alamillo para un posible refugio en caso de vuelco y que pensábamos en las aves más incluso que en los piragüistas… Seguro que si contásemos las palomas turcas o los cormoranes y demás aves y a los piragüistas, éstos sumarían diez veces más. “Es que somos así de ecologistas”.
Curiosamente el basamento de tierra de la pasarela, al ser una orilla nueva está exenta de follaje y permite un posible desembarque de emergencia con un par de metros que no cubre y el fondo se va haciendo de manera progresiva, cosa que no ocurre así en el noventa y nueve por ciento de las orillas de la dársena.
También en el fondo de saco de la dársena, justo en medio, hay otro sitio carente de follaje que podría servir para un reembarque.

A la vuelta, por esas casualidades de la vida, me tocó rescatar a un piragüista novel que sin embargo iba en una de esas piraguas de pista que son más inestables que una torre de gelatina.
Costó quitarle el agua del interior porque no tenía mamparos y se quedó algo de agua dentro. Hice un rescate asistido a lo kayak de mar… El chaval se despidió agradeciéndomelo, pero yo le escolté hasta el pantalán más próximo, ya que con el agua dentro, si pasaba el barco de turismo, su ola lo tiraría de nuevo al agua. Todo salió bien.

Fotos de la jornada aquí.

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